martes, 16 de julio de 2013

Instantánea (1)



Se sienta en la silla, estirándose la falda
para que no se vean sus rodillas de colegio
de monjas, y como no sabe de qué va
la conversación del día -como siempre-
sonríe beatíficamente a la concurrencia.
La adornan los collares que heredó
de una tía y lleva el pelo corto porque, dice,
en su pasado algún día fue un poco feminista.
Ahora ya sabe que se habla del atentado
del momento, y entona un miserere desde el púlpito
del bar: no entiende esto y no entiende aquello,
pero cree que debe de haber alguna solución.
Se bebe el café y muerde la tostada.
A mí me gustaría que se mordiera la lengua,
y pagaría incluso porque se la mordieran.
Tampoco me importaría, por si es usted escrupuloso,
que fuese a oscuras.

1 comentario:

  1. ¡Toda una vida, toda una historia en 17 líneas! Como me gustaría saber escribir en tan poco espacio lo mucho que vivo, pero ya se que eso está reservado a los grandes escritores.

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