miércoles, 6 de junio de 2012

Por Boston con un radiador de aceite y un bocadillo de mortadela


He tenido un indio sioux
durmiendo en el jardín de mi casa,
durante más de un década.

Vino un día cualquiera,
al terminar la jornada en una obra del centro de la city,
y se quedó sin oposición con la caseta del perro.
Las autoridades me obligaron a empadronarlo en mi hogar,
como si fuera uno más de mi familia,
y lo sumé a mi declaración de Hacienda,
y a los partidos de los Celtics,
bebida fría y perritos calientes.

A los vecinos no les gustaba su aspecto
y se quejaban, sobre todo, porque andaba mucho de noche,
sigiloso como gato de callejón.
Y lo mismo aparecía inesperadamente entre el ramaje,
que ocupaba por sorpresa cualquier cuarto de baño.
“Estar desocupado” les decía; “Tú no usar ahora,
indio tener ganas.” Y tomaba una cerveza de la Westinghouse
y se iba a mirar las estrellas desde los bajos del sauce.

Como era inteligente,
tenía cada día más tiempo libre.
Se pasaba las tardes de marzo cultivando el jardín,
abonando para la floración de los narcisos,
escardando las malas hierbas en busca de limacos,
siempre con su rastrillo y su azada.

Desde hace diez años
no roban en mi barrio.

Se rumorea que el sioux imponía una ley no escrita,
que defendía el jardín y los alrededores
como si todo fuera suyo,
que era verdaderamente feroz con los amigos de lo ajeno.

Tan bien se comportaba con los nuestros
que los niños del barrio lo habían adoptado como propio
y hablaban todo el tiempo con infinitivos.

Pero hoy no lo encontramos. Son las doce de la noche
y el jardín parece vacío sin sus ojos de lechuza.
Tal vez se hay puesto enfermo, de manera imprevista,
y no nos ha podido avisar de su ausencia.
En los hospitales no está.

Y esta noche, qué insólito,
no ha habido crímenes en Boston.

De casa solo nos falta un radiador de aceite
y el bocadillo de mortadela de mi hija pequeña.
Tal vez con estos datos puedan encontrarlo.
Es que le echamos de menos,
no sabe cuánto,
señor agente.
Y para ustedes consta que es de mi familia.
Avísenos en cuanto lo encuentren,
que mañana tenemos timba de póker
y luego juegan los Celtics contra Cleveland.



V Premio Internacional de Poesía “Jaime Gil de Biedma y Alba”
(Nava de la Asunción 2008)


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